Un padre (Kevin Hart) cría a su hija tras sufrir la pérdida de su esposa justo el día después de que ésta diese a luz. El comienzo de la película es genuinamente emocionante y bueno sería que no lo fuera. Si hubiera fallado allí, no habría como seguir. Pero a ese comienzo dramático le sigue una historia total y absolutamente previsible.
La película está basada en el best seller de Matt Logelin quien contó su propia historia en un exitoso libro. Es curioso que basándose en un relato auténtico la película se dedique a atravesar los lugares comunes del cine. O bien el libro es así, o bien fue transformado para convertirse en esto que aquí vemos.
El director es Paul Weitz, director que entre otras cosas realizó Un gran chico, esa gran película protagonizada por Hugh Grant. Es verdad que era una adaptación de un libro de Nick Horby, pero más allá de eso la película lograba mucha mayor sofisticación, emoción e incluso sentido del humor. Acá un grupo de chistes, subrayados por el cómico Kevin Hart, apenas si dan en el blanco.
Un dato curioso es que el libro original era la historia de un padre blanco y su hijo, y acá el protagonista es un afroamericano y su hija. Está perfecto el cambio, no es relevante, aunque todos sabemos que el camino inverso no hubiera podido hacerse. Un dato secundario para una película completamente estándar, sin una sola sorpresa o elemento que la diferencia de muchos otros títulos con temas afines.