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PELICULAS CLAVES DEL CINE EROTICO

De: Pedro Calleja

¡VIVA EL SEXO!

El cine ha intentado, desde que se proyectó por primera vez una película, aunar las miradas en una sola mirada que se viera en una pantalla. Todas las películas desde entonces intentaron que todos los espectadores se vean reflejados en los films, que sus ideas, sus esperanzas, sus deseos y sus fantasías sean identificables en cada historia que ven. Si bien no todos los films son taquilleros, definitivamente todos desean tener espectadores. De todos los aspectos de la vida humana representados, uno de los más problemáticos, sino el más, es la sexualidad. Esta identificación que los espectadores buscan en la pantalla encuentra en la sexualidad una barrera en la que los espectadores ven expuesto un acto íntimo que lejos de universalizar el sexo, lo limita, lo personaliza, lo individualiza. El director japonés Takeshi Kitano dijo alguna vez que no le gusta filmar escenas de sexo en sus films porque le da pudor pensar que todo el equipo del rodaje va a pensar que le gusta el sexo tal cual elige filmarlo. Esto es un buen ejemplo de los límites del sexo en la pantalla. No sólo pudor pueden sentir los espectadores, sino que incluso pueden sentirse ofendidos o perturbados como no lo hacen con casi ningún otro elemento de un film, excepto, claro, la violencia. Sexo y violencia han ido siempre juntos rompiendo barreras. Ambos han sido perseguidos por la censura, aunque para ser exactos, el sexo ha sufrido una censura más duradera y amplia que la violencia. Es famosa la anécdota en la cual Penrose le pregunta a Picasso la diferencia entre erotismo y pornografía y éste contesta: “Ah, por que, ¿hay alguna diferencia?”. Simplifiquemos diciendo que la pornografía se caracteriza por un sexo explícito y el erotismo, por un sexo sugerido. Pero los films que más han impactado en la historia del cine erótico, y que figuran en este libro, son aquellos que han ido un poco más allá en el mostrar, no sólo en el sugerir. Cien películas se incluyen, títulos que arrancan con los más antiguos exponentes del género, como La caja de Pandora y El ángel azul, y llegan hasta la actualidad, en muchos casos con films que no parecen destinados a ocupar ese espacio mítico de aquellos otros títulos. Algunos films pertenecen de lleno al género, en particular aquellos realizados a fines de los sesenta y principios de los setenta, y otros acceden al mismo de forma lateral, como es el caso de King Kong , Viridiana o El cartero llama dos veces . Una escena erótica inolvidable hace que un film se asocie al género, porque el erotismo, como la acción o el suspenso, es más un elemento de un film que un género en un sentido totalmente estricto. Sin embargo, y a diferencia de una recopilación de cine de acción o cine de suspenso, este compilado de cine erótico es verdaderamente interesante. Aun cuando las listas son siempre arbitrarias (hay demasiado films españoles y falta un poco más de cine clásico), hay que decir que en este caso vale la pena repasar este listado, que combina obras muy prestigiosas (como La dolce vita , La naranja mecánica, Último tango en Paris ) con los films del más puro explotation (con Jess Franco y Russ Meyer a la cabeza) y muchos films impresentables en los ámbitos académicos. Hay, claro, un lugar para el argentino Armando Bó y su actriz fetiche Isabel Sarli. Con sentido del humor, pero también con rigor histórico, el libro es divertido para leer e informativo para aprender. La sexualidad en el cine resumida en cien títulos, muchos de los cuales son famosos para el público en general y algunos, sólo para los cinéfilos. A esto hay que agregarle una breve historia del género, pequeñas biografías de los grandes íconos del género (este listado equilibra las ausencias del listado de cien en algunas casos), una bibliografía y un prólogo de Jess Franco, impar realizador explotation del cine español. Superada la subjetividad de cada uno, vale la pena entregarse a este carnaval cachondo, por momentos un poco guarro, y siempre feliz y alborotado, como la sexualidad humana bien entendida. Para cerrar vale la pena recordar una frase de Woody Allen cuando le preguntaron si pensaba que el sexo era sucio. Allen se limitó a contestar: “Sólo si se hace bien”.