Peliculas

PETER CAPUSOTTO Y SUS 3 DIMENSIONES

De: Pedro Saborido

LA PANTALLA LE QUEDA GRANDE

Diego Capusotto es uno de los comediantes más originales e importantes que tiene en la actualidad la televisión Argentina. Bueno, el más original en realidad. En televisión demostró, con su programa Peter Capusotto y sus videos, una particular capacidad de entender, discutir e ironizar alrededor de todos los personajes y lugares comunes del rock, además de hacerlo también sobre una galería de personajes con raíces políticas. Pero en lo que a la sátira del rock refiere, el actor tuvo tanta buena/mala suerte que aquellos que son el cliché que él critica, lo adoraron incondicionalmente. Fenómeno de culto por excelencia, su fama se ha hecho extensiva a las redes sociales, donde sus sketches –actuales y de programas anteriores- son vistos y una y otra vez por sus fans. Pero desde el núcleo de su éxito hay algo que quedaba claro: no podría transformarse jamás en un largometraje, es decir, en más de una hora de cine. Aun así alguien creyó que este salto hacia el vacío podía resultar interesante. Luego de unos minutos muy graciosos donde se pone en duda las bondades del 3D y donde se realizan chistes que nunca habían estado en la televisión, la película delata sus limitaciones. Aunque hay ciertas promesas de locura, como ver un primer plano de Violencia Rivas en 3D, aprovechando al máximo el formato, lo cierto es que la intencional búsqueda de la estética berreta queda como tal y no logra convertirse en un elemento extra de humor.
La estructura de sketches es de por sí complicada de convertir en película, aunque no es imposible hacerlo. Si a eso le sumamos el agotamiento de muchos de los personajes, el espacio para el disfrute cinematográfico es mínimo y la película, incluso, deteriora nuestra apreciación del trabajo de Capusotto en el televisión. La ausencia de novedad se potencia porque no hay videos ni cortes comerciales (aunque hay sketches que funcionan como chistes extras en forma de publicidades) que aligeren la acumulación de personajes. Y la pantalla grande lejos de ser una aliada termina por agotar al espectador. El aburrimiento, eso que no parecía asomar en el programa, acá se hace presente de forma abrumadora. Hay que ser muy incondicional de Capusotto para reírse durante todo lo que dura su película. Dos o tres sketches son llevados tan lejos en tiempo que son realmente difíciles de soportar, por ejemplo los de Micky Vainilla y Jesús de Laferrere. Sin embargo, y a pesar de todo lo dicho, la película regala –además del mencionado comienzo- algunos apuntes graciosos y bastante lúcidos sobre sus tópicos habituales. Las escenas de Bombita Rodríguez parecen las más interesantes y las que tienen algo de riesgo y osadía. La buena noticia es que más allá de este fallido y olvidable paso de Capusotto por el cine, su trabajo en la televisión aun puede verse. Y Peter Capusotto y sus tres dimensiones tal vez sea el cierre de un ciclo, y a la vez el comienzo de un nuevo proyecto para un autor que en más de una ocasión logró dar en el blanco del humor inteligente.