Cine Argentino

Pimienta y Pimentón

De: Carlos Rinaldi

Pimienta y Pimentón (1970) es un ejemplo perfecto del cine popular argentino de su época. O mejor dicho, es la suma de todos los vicios y lamentables recursos comerciales de un cine argentino que funcionó en taquilla en ese período. Dos estrellas ya veteranas protagonizan la historia. Luis Sandrini y Pepe Marrone interpretan a dos payasos amigos que llevan adelante un circo. Tienen a su cuidado a dos huérfanos que quieren como si fueran su propia familia. Aunque nadie pone en duda que Pimienta y Pimentón han heredado el circo en buena ley, ahora un tío de los niños quiere arrebatárselos, lo que a su vez genera un conflicto entre los dos protagonistas.

Comedia con toques de melodrama, algunos golpes bajos y el discurso sentencioso de Luis Sandrini, algo que sería su marca de fábrica durante años. Pero la película tiene una bolsa de recursos absurdos, amontonados de forma desprolija. Hay varios minutos de película a mostrar el acto de los payasos en el circo. Todo con un presupuesto limitado. También hay tres canciones, dos de las cuales no tienen justificación alguna, aunque son lindas canciones. Asumamos que por ese motivo, o por diferentes acuerdos, es que aparecen ahí. Las canciones son Cuéntame y Hace frío ya y la tercera, cantada por el elenco, es Cante, cante. En otro momento, el más absurdo del film, Sandrini le cuenta a uno de los huérfanos (Pablo Capdevilla) un cuento. El cuento es Los tres mosqueteros, la novela de Alexandre Dumas. Vemos la recreación de forma televisiva con decorados mínimos, con Sandrini, Marrone, Nicola y Nicolita, estos dos últimos presentados en los títulos como Los enanitos. Este relato dentro de la película no sirve para nada, no funciona de ninguna manera y está terriblemente ejecutado.

Algunas cosas más. Ubaldo Martínez hace de vagabundo en un breve papel casi al final (Tal vez emulando su rol en Convención de vagabundos hecho cinco años antes). Es una situación solemne y sentenciosa que le sirve al personaje de Sandrini para recobrar la cordura y tomar la decisión de volver al circo que vimos al comienzo del film. Otro detalle interesante es cuando el trabajo de payaso es definido como “El que recibe las bofetadas” tal vez homenajeando al clásico de 1947 protagonizado por Narciso Ibáñez Menta, en su memorable de payaso sufriente. Otra cosa interesante es la certeza legal de que dos hombres solteros no pueden adoptar niños, uno de varios detalles que marcan época. Y finalmente pensar que el circo como locación en el cine argentino tuvo demasiados ejemplos. No por genuinas razones dramáticas, sino para juntar el espectáculo del cine y el del circo con una sola entrada. Las imágenes de los títulos iniciales muestran muchos actos de circo, pero luego en la película estos se reducen al acto de los payasos. Ni siquiera el show completo del circo tiene esta película dirigida por Carlos Rinaldi y escrita por él junto a Abel Santa Cruz.