Poco ortodoxa (Unorthodox, Alemania, 2020) es una miniserie de cuatro episodios dirigida por Maria Schrader. La directora tiene una larga carrera como actriz en películas como Nadie me quiere, ¿Soy linda? y Aimee & Jaguar, entre muchos otros títulos conocidos en todo el mundo. De ella como directora se estrenó en Argentina Stefan Zweig: Adiós a Europa. En este caso Schrader toma la historia real de Deborah Feldman, quien publicó en el 2012 Unorthodox: The Scandalous Rejection of My Hasidic Roots.
La serie narra la historia de Esther Shapiro (Shira Haas) que al comienzo de la historia, y con un pasaporte alemán, huye de Nueva York rumbo a Berlín. Poco a poco iremos conociendo el motivo de esa decisión y el camino que la llevó hasta allí. En Alemania vive su madre, quien también había desertado de la estricta comunidad judía años atrás. Esther pertenece a la comunidad Satmar, perteneciente al judaísmo jasídico, una de las ramas más conservadoras de esta religión, con un código severo de usos y costumbres.
Lanzada a la libertad, Esther (o Esty) se hace amiga de un grupo de jóvenes estudiantes de un conservatorio. Amante de la música, ella sueña con poder también estudiar allí. Pero la vida que dejó atrás irá a buscarla, y Esther deberá abrirse paso, reencontrarse con su madre y evitar que su propia comunidad en Estados Unidos no la obligue a volver a su seno. Cuatro episodios son más que suficientes para contar esta historia de manera interesante, con mucha información desconocida para la mayoría de los espectadores y con un poderoso discurso feminista que hoy puede estar de moda en cine y series pero que en este caso resulta auténtico y claro. La libertad de una persona oprimida por su comunidad y el mandato social del mundo en el cual nació.
Shira Haas, la protagonista, ya fue conocida por el público por su papel en la serie israelí Shtisel, que contaba de manera brillante todos los conflictos de la comunidad jaredí en Geula, Jerusalén. Hay un abismo entre ambas series, pero muchos puntos en común también. La historia de Esther, su marido, su madre y toda su comunidad, está contada con un estilo muy amable. Aun siendo dramático, no deja de tener la transparencia de una narración clásica. No hay nada novedoso ni perturbador en la miniserie. No se lanza a la sordidez ni tampoco a los dramas excesivos. A pesar de lo que sufren los personajes, hay una mirada generosa y conciliadora. Y aunque es indiscutible la denuncia que muestra, la sensación al ver la miniserie no será nunca la de quedarse con un sabor amargo. El último episodio es pura emoción. Aun viniendo de Alemania y hablando de una comunidad cerrada, Poco ortodoxa es una miniserie fácil de disfrutar para el público masivo.