Prisionero 99 (Brawl in Cell Block 99, 2017) es una auténtica película de S. Craig Zahler. Una historia policial con mucho drama, un clima claustrofóbico y una violencia notable. Un derivado de los grandes realizadores de dramas violentos de décadas atrás, reconvertidos en una estética rigurosa y contemporánea. Un director que construye de manera minuciosa los climas hasta lograr una tensión asfixiante que termina en explosiones de violencia gráfica de alto impacto.
En este, su segundo largometraje, cuenta la historia de Bradley (Vince Vaughn), un boxeador retirado con un matrimonio en crisis. Ha perdido su empleo y termina trabajando para un viejo conocido que trafica drogas. Pero algo sale mal en un tiroteo entre la policía y los otros delincuentes y Bradley termina preso, dejando a su esposa embarazada sola. Aunque la condena es de siete años, pronto descubrirá que su comportamiento durante el mencionado tiroteo no cayó bien a los narcos y la cárcel donde está dispuesto a pasar su condena se convierte en el menor de sus problemas. Debe aceptar realizar una tarea si desea que su familia no sufra las consecuencias.
La película arma sus escenas iniciales con el mencionado tiempo y sin apuro. Son escenas cargadas de drama y tensión que dan la impresión de ser una mirada realista y descarnada de la violencia, pero a la vez queda claro que no son muy verosímiles. En resumen, se trata de un director capaz de crear sus propios climas y habitar en un universo armado por él. A la impactante actuación del protagonista hay que sumarle a un par de actores de lujo como Udo Kier y Don Johnson, hoy por hoy intérpretes de culto para cualquier cineasta independiente.
Como ocurre con los demás films de S. Craig Zahler, la violencia está por encima de la tolerancia promedio de los espectadores, por lo cual muchos podrán sentirse expulsados frente a las imágenes que el arma. No es sólo lo explícito de lo que muestra sino como llega a esos momentos. Es difícil que Prisionero 99 provoque indiferencia. Es capaz de expulsar o maravillar por partes iguales. En cualquier caso se trata de uno de los cineastas más interesantes de los últimos años, uno de los pocos que parece hacer el cine que quiere sin desvanecerse en una época de películas sin estilo ni personalidad.