En menos de noventa minutos, la película sueca Punto rojo ensaya un juego de guión entretenido e ingenioso que es capaz de tapar sus muchas falencias y disparates. Es un juego más que otra cosa y cumple con la tarea de entretener.
Una pareja que no está pasando por un buen momento emprende un viaje junto con su mascota para estar lejos de todo el mundo y disfrutar el espectáculo de las auroras boreales. Pero un incidente menor con unos lugareños escala en algo que podría ser una pesadilla.
La inteligencia de la película está en anunciar cosas pero a la vez sorprender con otras, jugando con el espectador y manteniéndolo en vilo durante la corta duración de la historia. Varios momentos escalofriantes ayudan al engaño y a la sorpresa. Un cuento moral metido dentro de un gran entretenimiento y alejado de la corrección política.