Durante décadas, la artista visual Eugenia Bekeris dedicó su obra a mantener viva la memoria de un genocidio, partiendo del Holocausto luego se preocupó por otros temas vinculados con las violaciones de derechos humanos. Mientras dialoga con su familia sobre las heridas del pasado, inicia una nueva serie de dibujos que la alejan del horror, para adentrarse en la naturaleza. El documental es sobrio, delicado en su acercamiento al personaje. Explora con el tiempo necesario lo que quiere mostrar y muestra el valor fundamental de la memoria, no sólo para la sociedad, sino para cada persona individualmente. Tiene más valor testimonial que cinematográfico y merece formar parte de cualquier archivo que busque preservar la mencionada memoria.