Un equipo de élite de la DEA aprovecha una operación contra un cártel para apoderarse de un botín de varios millones de dólares; poco después, alguien empieza a eliminar a los miembros del grupo para quedarse con todo el dinero. El líder del grupo, el comandante John Warton (Arnold Schwarzenegger) quien carga con el dolor del asesinato de su familia, deberá averiguar que pasa y colaborar con la Det. Caroline Brentwood (Olivia Williams) a cargo de la investigación.
El director de la película es David Ayer, guionista de Día de entrenamiento (2001) y director de tres films con los cuales Sabotage tiene mucho en común: Harsh Times (2005), Street Kings (2008) y End of Watch (2010). Esos universos de violencia cruda y los ambientes de corrupción son su marca. La estética salvaje de sus películas, con una nerviosa cámara, como de corresponsal de guerra, les otorga a sus historias una intensidad poco habitual en la que además es muy complicado sentirse moralmente cómodo con lo que pasa y como pasa.
Aunque la película tiene una inspiración remota en la historia de Agatha Christie And Then There Were None (1939) pero la trepidante locura de acción y violencia que se ve acá lejos está de parecerse a un relato de la autora británica. La trama policial de investigación sede una y otra vez frente a escenas demoledoras, perturbadoras en muchos casos, que van punteando Sabotage durante toda su extensión.
El elenco es particularmente lujoso para una película de acción y eso marca en muchos momentos una gran diferencia. Pero también se nota algo de caos narrativo. Como si la parte más cerebral del film y su parte más visceral no lograran equilibrarse. Se supo que la película tuvo serios problemas en el montaje final y esa podría ser una explicación posible. Pero aun con sus problemas, este retrato de personajes que viven rodeados de violencia resulta entretenido y no genera indiferencia.