Verdadera rareza protagonizada por Michelle Pfeiffer y Lucas Hedges. Frances Price (Pfeiffer) es una viuda de la alta sociedad de Manhattan que está en bancarrota. Con el dinero que le queda de su herencia se muda a un departamento en París, en el viaje arrastra a su hijo Malcolm (Hedges) quien deja atrás a un amor y se encamina a la incertidumbre de una nueva vida. También llevan a su gato, que según ella es la reencarnación de su marido. Qué ella crea eso es un disparate dentro las características de cualquier personaje, pero la película no se queda en un retrato de personajes excéntricos, por suerte, y va más allá.
La película empieza con indicios de una angustiante historia de personajes abrumados por una situación complicada, pero luego se mueve a tonos de comedia disparatada. No es una comedia, solo tiene humor en la manera en la que se da la historia. Poco a poco juega a descolocar al espectador, a sorprenderlo con cambios de tono y verosímil. Una enorme actuación de Michelle Pfeiffer, la mejor de los últimos años, ya justifica en sí misma el acercarse a la película, pero a eso hay que sumarle la agradable sensación de ver algo impredecible, para bien o para mal. Más estimulante que una película estándar, sin duda alguna.