Scott Pilgrim vs. the World es una película del año 2010 dirigida por el director británico Edgar Wright. El guión está escrito por el realizador junto a Michael Bacall y se basa en las novelas gráficas de Bryan Lee O’Malley. Se trata de uno de los trabajos cinematográficos que con mayor efectividad ha logrado mezclar el cine con otros medios, no solo en el aspecto visual -que salta a la vista-, sino también en la lógica narrativa y en el verosímil de toda la película. Detrás de su compleja estructura de fusión de medios, la película es una comedia romántica. O si se quiere, de sentimientos. Una comedia de Shakespeare en la era del videojuego.
La acción transcurre en invierno en Toronto, Canadá. Scott Pilgrim (Michael Cera), es el bajista de la banda garage Sex Bob-omb, junto a Stephen (Mark Webber) y Kim (Alison Pill). Scott inicia una relación con la adolescente Knives Chau (Ellen Wong), vínculo que es desaprobado por todos. No solo por los miembros de la banda, también por su compañero de vivienda, Wallace (Kieran Culkin) y hasta su hermana menor Stacey (Anna Kendrick). Pero Scott conoce a una joven misteriosa en un sueño y esta aparece luego en la vida real. Es una norteamericana que trabaja para Amazon y cuyo nombre es Ramona Flowers (Mary Elizabeth Winstead). Rápidamente Scott se obsesiona con ella, y cuando empieza lo que puede ser una relación, descubre algo terrible: Si quiere seguir con ella deberá enfrentarse a sus siete ex parejas. Cada una peor que la anterior.
La película tiene quince minutos iniciales abrumadores. Pone todo para dejar en claro que cine, manga, animé, videojuego, televisión y música entrarán a jugar dentro del relato con fuerte protagonismo. A su vez, los recursos cinematográficos puros son llevados al máximo de sus posibilidades. Todo queda claro en ese comienzo, no hay nada que pueda decirse que está forzado después. La potencia narrativa del inicio se mantendrá, pero el impacto del arranque se siente.
Edgar Wright es un cineasta que juega al ritmo vertiginoso. En su famosa trilogía de Cornetto, Wright mezcló géneros, poniendo siempre a la comedia en primer plano. Shawn of the Dead (2004), Hot Fuzz (2007) y The World´s End (2013) están protagonizadas por Simon Pegg y Nick Frost y son la muestra del estilo del director, aunque la última de las tres fue realizada después de Scott Pilgrim. Aquí se sostienen sus recursos de montaje, con la novedad que el comic y el videojuego ahora son parte visual, pero también del guión. Los siete ex conforman siete niveles de dificultad y aunque en un comienzo la película se muestra bastante lógica en el retrato de los personajes, luego todo entra en un terreno de absoluta fantasía que no le impide seguir siendo una comedia romántica o, nuevamente, sobre los diferentes vínculos afectivos entre las personas.
Pero lo que tal vez no se le reconoce como corresponde a la película es que detrás de sus miles de referencias a la cultura popular sigue funcionando la historia. No requiere del espectador la detección precisa de cada elemento que cita, sino entender la idea que lleva esa conexión. Sabemos que es un videojuego o una historieta lo que se cruza con la historia, aun sin haberlo jugado o no haberla leído. Su universo no es cerrado, al contrario. Pero su identidad visual es tan poderosa que la película deja una marca definitiva en cualquier espectador. Vista hoy, se trata de una película avanzada para su época. Hoy muchos films y series han alcanzado a Scott Pilgrim vs. the World.
Aunque se transformó al instante en un film de culto e incluso en Argentina se hizo toda una movida pidiendo que se estrene en salas (recordemos que era el 2010), lo cierto es que cuando salió no logró recuperar su alto presupuesto. La película fracasó en su estreno y fue luego cuando empezó a recuperar todo lo invertido, a medida que se generaba el creciente culto que mencionamos. Abrió un camino y posiblemente nadie logró el mismo exacto resultado. Pero hoy se mantiene intacta como cuando fue hecha.
Otra maravilla de la película es el casting descomunal que tiene. A los actores mencionados hay que sumarles más, varios antes de su fama actual. Ahí están Brie Larson, Aubrey Plaza, Brandon Routh, Jason Schwartzman, Chris Evans y Thomas Jane y Clifton Collins Jr. como los oficiales de la policía vegana. Incluso los chistes hoy parecen más de la época que hace diez años. La banda de sonido por supuesto en otro lujo, como era de esperarse en una película como esta. Una vez más, la película es abrumadora, pero no es necesario jugar a descubrir todo lo que tiene, es su forma espectacular lo que la hace efectiva y sus excesos felices son la elección del director.
Algunas actuaciones son memorables, no solo el protagonista, sino todos, en particular Alison Pill y Kieran Culkin, para mencionar los más graciosos. La comedia es impecable, los chistes, filosos y veloces, van a toda velocidad y en varios niveles al mismo tiempo. Con aquel ritmo de las comedias de la década del treinta, pero con la iconografía del siglo XXI. La forma más moderna de contar las mismas viejas historias. En Argentina se la conoció con el nombre de Scott Pilgrim vs. los ex de la chica de sus sueños. Se la puede ver una, dos o cien veces, siempre será terriblemente divertida y siempre tendrá algún detalle nuevo por descubrir.