Cine Clasico

Se me subió la mostaza

De: Claude Zidi

Pierre Richard es uno de los cómicos más famosos de la historia del cine francés. Conocido también fuera de su país, con una filmografía de éxitos vinculados con la comedia. Varios títulos son clásicos y uno de los más recordados es Se me subió la mostaza (La moutarde me monte au nez, Francia, 1974) dirigida por Claude Zidi y coprotagonizada por Jane Birkin, otra de las caras más recordadas del cine de Francia. Esta comedia alocada vista hoy es tan divertida como escandalosa, tan sorprendente que sólo se puede decir que el tiempo tal vez la haya vuelto más incorrecta, pero definitivamente no la ha hecho menos graciosa o sorprendente.

La historia es la de Pierre Durois (Pierre Richard) de un profesor de matemáticas en un liceo de señoritas. Su padre (Claude Piéplu) es un estricto y puritano candidato a alcalde del distrito. La prometida de Pierre es la profesora de educación física del lugar donde enseña, también estricto en las reglas. Pero Pierre tiene un trabajo secreto. A su mejor amigo, redactor en un diario sensacionalista, él le escribe las notas. Entre esos encargos llega el de un romance y unas fotos prohibidas de la estrella de cine Jackie Logan (Jane Birkin). El amigo le da una carpeta a Pierre, a su vez el padre de Pierre le pide que escriba un discurso que lleva en otra carpeta y finalmente todos los exámenes de sus alumnas los lleva en una tercera carpeta. No es difícil adivinar que las tres carpetas se van a mezclar y el que director del estricto colegio, el político puritano en época de elecciones y la estrella de cine van a empezar a sufrir las torpezas del profesor.

Claude Zidi demuestra ser un cineasta bastante cinéfilo. Si la trama tiene una herencia El ángel azul (1930) el clásico de Josef von Sternberg con Marlene Dietrich y Emmil Jannings se puede ver fácilmente. Pero hay obvias citas a La fiesta inolvidable (1968) y a El hombre que mató a Liberty Valance (1962) entre muchas otras. La película lo tiene a Pierre Richard como amo y señor de la comedia, aunque los secundarios hagan su parte. Richard tiene cosas de Jacques Tati y Danny Kaye principalmente. El cómico alto y atolondrado que entra en crisis con su entorno, incluso el de los objetos inanimados. A tantos años de su estreno, revisar esta película permite redescubrir su talento, aunque los primeros minutos de película haya que usarlos para adaptarse nuevamente a este cine. Sin embargo, es justo decir que la película mejor escena tras escena. Arranca con cierta tranquilidad para ir poniendo poco a poco el pie en el acelerador. La presencia de un leopardo como mascota de la protagonista femenina es una declaración de amor directa y sin escalas a La adorable revoltosa (Bringing Up Baby, 1938) de Howard Hawks, con Cary Grant y Katharine Hepburn.

Y con la referencia a Hawks la película queda ubicada dentro de la comedia alocada de pareja, la screwball comedy de la década del treinta. La película sube la apuesta y multiplica las formas de humor de manera sorprendente. Hay un momento sublime, ya bien entrada en caos la trama, que Claude Zidi realiza tres escenas continuas que muestran el talento del director y de los actores. Primero Pierre intenta comprar todos los diarios que cuentan su romance con la actriz, para que su padre no se entere. Parece lograrlo hasta que con una pila de ellos en brazos, un fuerte viento los hace volar. Es un momento mágico, chaplinesco, su deseo de tapar la verdad se ha topado con un molino de viento invencible. Es una escena bella, incluso. De ahí corte al padre, político y cirujano, a punto de operar. Lo interrumpen sus asistentes para decirle de la noticia. Furioso, vuelve a entrar al quirófano y hace una carnicería. Es una de los momentos de comedia más salvajes que se hayan filmado jamás. Y la escena que cierra esta trilogía de gags es Pierre nuevamente en el colegio, se encuentra con su novia y esta le pega un cachetazo tan violento que lo deja dando vueltas, literalmente, con sonidos de pajaritos y un movimiento de dibujito animado que sale perfecto. Son pocos minutos de película, pero son tres escenas sublimes pegadas. Se me subió la mostaza confirma allí su condición de clásico.

Pero las escenas entre Jane Birkin y Pierre Richard también funcionan, y los momentos del rodaje fallidos que aparecen en el film, son muy graciosos. En el medio de todo esto hay toda una parte de descontrol de las alumnas del profesor que responden al siempre peligroso género comedias en colegio de señoritas. Pero la película por momentos no se hace cargo y por momentos entra en un absoluto descontrol. El profesor no tiene el más mínimo interés en sus alumnas, pero ellas poco a poco comienzan a sentirse atraídas hacia él y no son sutiles a la hora de expresarse. De estos apuntes hay varios más. Pero con el nivel de humor negro que la película sostiene, sería un error criticarla desde una mirada ideológica, ya que es un film que justamente juega con esa ambigüedad intencionalmente. Pocas comedias tienen tantos registros diferentes. Humor de situación, comedia física, picardías sexuales, humor negro, parodia, sátira… todo junto en esta gran película que merece un nuevo reconocimiento.