Extraña e inesperada coproducción entre República Dominicana, México y Argentina. La historia transcurre en Buenos Aires en la década de 1990, cuando el SIDA era una sentencia de muerte y se discriminaba a las personas enfermas. En ese momento, un hombre y una mujer dominicanos prósperos y exitosos residen en Argentina, pero al contagiarse primero él y luego ella, viven las consecuencias del rechazo, prejuicio e ignorancia. Ella deberá aprender a reinventarse y encontrar la manera de convivir con su nueva situación.
En la escena inicial es evidente que se trata de una producción acartonada, antigua, de poca calidad y muy al uso de un cine argentino de segunda categoría que ya casi ni se hace en este país. Cómo denuncia o película didáctica poco tiene que aportar veinte años después. No es ni innovadora, ni osada, ni aporta nada. Aunque está claro que busca homenajear a todos los que se han contagiado, es muy raro elegir esta historia, algo fuera de época y sin tener algún valor artístico que le de al menos una razón de ser.