Cine Clasico Sundance Film Festival

Simplemente sangre

De: Joel Coen, Ethan Coen

No siempre el premio principal en el Festival Sundance de cine Independiente se lo llevaron las mejores películas. Cuando se revisa la lista de la primera década, hay varios títulos y directores que se han perdido para siempre en la historia del cine. Pero en una de las primeras ediciones sí hubo un título que le dio al festival su aura de descubridor de talentos. Ese título que figura hoy en la historia grande del cine es Simplemente sangre (Blood Simple, 1984) de los hermanos Coen. Su opera prima es considera hoy por muchos especialistas como el mejor film independiente de todos los tiempos. Más allá de ese título sí es probablemente el máximo logro de Sundance a la hora de premiar un film relevante y lleno de ideas. Basta repasar los films sin gracia que han pasado por el festival, los lugares comunes del cine independiente para ver que esta gema brilla sin problema alguno.

Estamos en 1984. Hoy el cine independiente y el industrial se mezclan más que en aquella época. Basta fijarse en el cine de los Coen hoy para darse cuenta. Pero también es verdad que el cine industrial se ha vuelto mucho más grandote y ruidoso que en aquellos años. Blood Simple es una película de género, pero una película pequeña con cinco actores relevantes y con un presupuesto muy limitado. Tal vez más cerca de un film noir de la década del cincuenta, que de un film comercial de los ochenta. De la producción de Hollywood de 1984 el film que ganó el Oscar fue Amadeus, de Milos Forman. Quién hubiera dicho que estos dos hermanos terminarían ganando el Oscar a mejor director, película y guión (dos veces) en las ceremonias de las décadas siguientes. Ellos fueron parte de un gran cambio.

Decíamos que el policial negro, un género favorito de los Coen, rige el tono de la película. Una pareja de amantes, Ray (John Getz) y Abby (Frances McDormand), viajan en auto en medio de la ruta, los persigue un detective privado (M Emmet Walsh) contratado por Marty (Dan Hedaya), el marido de ella. Ray trabaja en el bar del marido de Abby y desea enfrentarlo. Cuando están en un hotel reciben un llamado de Marty, lo que demuestra que lo sabe todo. Marty desesperado le pide al detective que los mate. Y allí comienza una serie de equívocos construidos de manera magistral por los hermanos Coen.  Los cuatro personajes, más el otro bartender de Marty, Meurice (Samm-Art Williams), que se cruzan sin saberlo y sospechan cosas equivocadas durante toda la trama. Bastaría que se vieran las caras o hicieran un par de preguntas para descubrir que están equivocados acerca de lo que creen que el otro hizo. Un film noir pero también una comedia de enredos, eso es Simplemente sangre. Este es el motivo por el cual fascinó y confundió a las audiencias del momento, que la amaron o la rechazaron de plano.

Los Coen se ven como verdaderos directores debutantes. Fascinados por los recursos de cámara, seguramente por su colaboración con Barry Sonnenfeld, un director de fotografía que los acompañó al comienzo de sus carreras y bastante propenso a los movimientos de cámara alocados. Un movimiento es particularmente llamativo: la cámara se desliza por encima de la barra del bar. Al llegar a un borracho dormido sobre ella, en lugar de cortar, como lo habría hecho cualquier film clásico, la cámara se eleva y lo esquiva, para luego retomar su camino. Un chiste, claro, pero también una forma de romper la narración y declararse oficialmente cineasta modernos.

En 1984 los hermanos Coen todavía no firmaban todo como hermanos. Los títulos de la película decían dirección de Joel Coen y producción de Ethan, aunque ambos hacían las dos cosas, como ocurría con el guión y también con el montaje. Sin duda los autores de sus películas, de punta a punta. También hay que destacar que este es el primer largometraje de Frances McDormand. Ella, como los Coen, hoy cuenta con una inagotable lista de premios en su haber, incluyendo dos Oscars a mejor actriz. McDormand está casada con Joel Coen desde 1984 y ha sido la actriz fetiche de estos directores, dentro de una extensa filmografía. John Getz tuvo en aquellos años su mejor momento y el genial Dan Hedaya brilla en su personaje repugnante. Elegir a Hedaya, un actor con mucho talento para la comedia, fue un gran acierto. Su rol dramático tiene el tono exacto, y la distancia que a los Coen tan bien les queda. M Emmet Walsh como el detective, un rol con el actor ya elegido, es un lujo que se ha elevado con el correr de los años. Simplemente sangre, a diferencia de muchos films independientes de los ochenta, se mantiene intacta y sigue brillando. Un arranque espectacular de varias carreras gigantes. El Festival Sundance puede jactarse de haberlas descubierto.