Libros

SOLO PARA CINEFILOS

De: Richard T. Kelly

CONTRA EL ESTANCAMIENTO

Cada vez que alguien menciona El ciudadano, todos recuerdan que ha sido elegida una y otra vez como la mejor película de la historia del cine. Esto en lugar de beneficiar a la película, parece volverla una materia obligatoria para recibirse de cinéfilo. Están los que se arrodillan para venerarla y quienes creen ser unos rebeldes por no hacerlo. Pero para muchos espectadores la idea de que existe un canon inalterable y definitivo tiende a reducir el placer personal y la experiencia única de cada espectador. Solo para cinéfilos no es ningún descubrimiento para el cinéfilo, sino la confirmación de que la historia del cine se mueve, está viva, que las películas se unen en nuestra memoria y nuestro afecto de formas inesperadas, absurdas y vitales. Por eso Solo para cinéfilos estimula el juego de pensar. Sí, es un libro de formato ligero, los capítulos consisten en listas y listas de diez películas y una explicación de los motivos por los que están en esa categoría. Algunas de esas listas son tan irritantes que ni vale la pena mencionarlas, otras son tan pequeñas y forzadamente creadas que dan ternura. Y finalmente existen otras que simplemente confirman lo que sospechamos siempre: la unanimidad encierra una forma de anulación del pensamiento libre. La mejor lista es la de los diez supuestos bodrios que en realidad no lo son. La lista es: Waterworld, Los hombres duros no bailan, Hudson Hawk, Legenda, Sorcerer, Perversa luna de hiel, Golpe al corazón, La puerta del cielo y finalmente ¡Ishtar! Para los cinéfilos esta lista demuestra que el compilador del libro sabe de lo que está hablando. Pero Richard T. Kelly es coherente con su propuesta y no es el único que confecciona las listas, hay algunas opiniones de directores de cine, como Mike Figgis, los hermanos Coen o Steven Soderbergh. La listas de diez incluyen cosas como “ Películas difíciles de atrapar”, “Interpretaciones de Christopher Walken” (excelente disparate), “Grandes actuaciones de actores habitualmente menospreciados”, “Los premios más turbios del festival de Cannes” (brillante idea para desmitificar a los festivales) y muchas listas más, estimulantes, divertidas, totalmente absurdas, que van desde conceptos estéticos a detalles de vestuario y maquillaje, pasando por actuaciones y premios recibidos.

Un cinéfilo tal vez no considere comprarse este libro, sin embargo, es el regalo ideal para él, ya que seguramente se divertirá, se enojará y festejará cada una de las listas. Pero por encima de eso Solo para cinéfilos es el libro ideal para aquellos que se sienten inseguros en su gusto, que se dedican a estudiar el cine y se sienten abrumados por la cantidad de cánones y órdenes establecidos y aparentemente inamovibles. Una de las cosas más maravillosas del cine es que no hay un cierre a la evaluación de su historia ni a la interpretación de las obras. La crítica de cine cambia, los gustos evolucionan, el cine es popular y por suerte el movimiento no se detiene. Aunque por más simpático que sea el libro, en el fondo encierra una idea fuerte: no hay un arte cinematográfico superior y uno inferior, no está cerrada la evaluación del cine. Todo puede analizarse, discutirse y, primero que todo, pensarse. Solo para cinéfilos es un libro para pensar el cine de nuevo.