El teniente general de la Fuerza Aérea, Mark Naird (Steve Carell), es ascendido a general de cuatro estrellas y espera asumir el cargo de Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos bajo la administración actual. Sin embargo, es designado como el primer Jefe de Operaciones de la nueva rama militar: la Fuerza Espacial de los Estados Unidos: Space Force. A pesar de la gran decepción, él y su familia, incluida su hija Erin (Diana Silvers) y su esposa Maggie (Lisa Kudrov), se trasladan a Colorado. Allí comenzará el proyecto de poner “Botas en la Luna” para del 2024 y complacer así al presidente y sus promesas.
El General Naird, un militar completamente estructurado, debe demostrar que la Space Force es un éxito y que junto con su equipo es capaz de volver a poner un astronauta norteamericano en la Luna. Para eso debe llegar a acuerdos y aceptar los consejos del jefe científico de la base, el Dr. Adrian Mallory (John Malkovich) y al mismo tiempo lidiar con las presiones del gobierno en Washington y de un general rival (Noah Emmerich) para que produzca resultados rápidos, ahora que China y Rusia se unieron a la carrera espacial.
Hay muchas series ambientadas en el mundo laboral. Es decir aquellas que tienen como centro el espacio de trabajo. Steve Carell protagonizó la versión norteamericana de una de las mejores series de ese género: The Office. Es posible que el actor y productor haya elegido crear esta historia porque le daba la posibilidad de construir una serie con un grupo de compañeros de trabajo en situaciones graciosas. Pero entre The Office y Space Force hay un abismo. No solo por los recursos estéticos completamente diferentes y la ambición de presupuesto también distinta, sino porque no hay química alguna ni los personajes consiguen desarrollarse correctamente para causar gracia en cada intervención. El primer episodio es una serie de chistes forzados, muchos con bajada de línea política de una superficialidad lamentable, y una larga presentación que nunca le da pie a la serie en sí misma.
No hay muchas risas en esta comedia, aunque como toda serie de humor va sumando poco a poco a medida que se conocen los personajes. Si alguien consigue pasar los primeros dos episodios, es posible que se encuentre con un nivel un poco superior al del pavoroso comienzo. Hay profesionalismo y varias veteranos de la comedia en el elenco, incluyendo a Fred Williard en su última actuación. Pero que haya buenos actores y gente talentosa vinculada con la serie no hace más que recordarnos lo fallida que es y lo lejos que está de justificar diez episodios de una temporada que agota al espectador al comienzo y no tiene mucho para ofrecer al final.