Submergence se basa en una novela de J.M. Ledgard y cuenta la historia de amor entre una biomatemática llamada Danielle Flinders (Alicia Vikander), que está fascinada por la vida en los niveles más oscuros del océano, y James More (James McAvoy), un agente del Servicio Secreto de Inteligencia británico que se hace pasar por un experto en agua con el fin de reunir pruebas sobre Al Qaeda en Somalia. En unas vacaciones ambos se conocen y se enamoran. Mientras ella emprende un ambicioso viaje de investigación científica él es hecho prisionero. No vuelven a comunicarse aunque siguen pensando el uno en el otro.
Win Wenders es una leyenda con una carrera como director de cincuenta años. Desde el enorme prestigio logrado en su primera década como realizador hasta este presente desdibujado Wenders ha tenido diferentes niveles de fama e importancia. Pero desde muchos años que sus seguidores lo han abandonado y su cine no consigue el reconocimiento del siglo pasado. No es casual, lo que era un lenguaje visual personal, sofisticado e inteligente, dio paso a un romanticismo new age cada vez más pueril.
Submergence explora y explica a la perfección la decadencia del realizador. A pesar de tener dos actores de primer nivel e increíbles locaciones a su disposición, Wenders construye una historia sin ninguna identidad, un film que podría haber hecho cualquier director, y que se va metiendo poco a poco en metáforas cada vez más obvias hasta terminar de la manera más previsible y fea posible.