Familia argentina de vacaciones en Florianópolis. Lucrecia (Mercedes Morán) y Pedro (Gustavo Garzón) viajan a Brasil junto a sus hijos (Manuela Martínez y Joaquín Garzón), ambos adolescentes. Ya habían visitado Florianópolis una década atrás, cuando las cosas eran muy diferentes. La pareja está en crisis y en consecuencia la familia también. Desde el inicio se ve que no pueden ser las vacaciones ideales, pero queda mucho camino por recorrer y varias situaciones moverán el piso de los cuatro personajes.
La comedia parece quedarle mejor al cine de Ana Katz, El juego de la silla y Los Marziano, aunque eran muy diferentes entre sí, mostraban una eficacia y una sutileza para tratar con humor la historia y poner a los personajes en un espacio tragicómico que funcionaba muy bien. En Sueño Florianópolis los apuntes naturalistas resultan aburridos y carentes de cualquier interés. No hay un solo actor del elenco que tenga el tono adecuado, aunque la peor parte de la llevan justamente Gustavo Garzón y Mercedes Morán, a quienes en esa búsqueda de sutileza naturalista la directora los expone en su condición de actores que están todo el tiempo actuando. Se ve su actuación, ni por asomo tienen los matices que Ana Katz intenta darle a la película.
Es posible que esta tensión haga que se desmorone todo el plan. Da la impresión de querer ser una comedia, pero difícilmente logre algo más que una sonrisa. Hay momentos en que la película se vuelve minuciosa para describir las situaciones más mundanas y –esto sí es bien de la directora- explorar el aspecto patético de la vida cotidiana. En lugar de disimular la ridiculez de las personas, la expone, no se trata de un error, así es el cine de Ana Katz y se mantiene coherente.
Los personajes dejan que las cosas pasen, no parecen tener un ímpetu ni una búsqueda, simplemente dejan que todo ocurra. Están por momentos aburridos, en general apáticos y las vacaciones los sacan solo en algunos instantes de ese estado. Hay una violencia latente, enojos, frustraciones, y la película los distribuye con inteligencia. El problema es que a la falla de los actores hay que sumarle que la película también se vuelve apática, distante y aburrida al verla. No hay interés por esta familia ni lo que le pasa. A diferencia de los otros films mencionados, acá lo que domina es la indiferencia, nada de lo que ocurre nos conecta con la familia, sus vacaciones o sus historias.