Película para todos los que conocen al famoso personaje de Nintendo. Su popularidad es tan grande que la adaptación con actores hecha años atrás ha pasado al olvido y hoy la versión animada arrasa en la taquilla mundial. Super Mario Bros: la película no está pensada sólo para quienes han jugado el videojuego, sino para todos los que tan sólo lo conocen de nombre o lo han visto saltar en pequeños fragmentos del juego. Mario y Luigi están ahora en Nueva York cuando las tuberías los llevan a un mundo mágico. Lamentablemente en dicho mundo quedan separados y Mario deberá emprender el camino para reencontrarse con su hermano.
Mario (Chris Pratt) aterriza en el Reino Champiñón, gobernado por la princesa Peach (Anya Taylor-Joy) , mientras que Luigi (Charlie Day) aterriza en las Tierras Oscuras, gobernadas por el rey de los Koopas Bowser. Bowser (Jack Black) busca casarse con Peach y destruirá el Reino Champiñón usando la Superestrella si ella se niega. Bowser encierra a Luigi para chantajear a Mario, a quien ve como una competencia por el amor de Peach. Mario conoce a Toad (Keegan-Michael Key), quien será su guía en este nuevo mundo.
Color y diversión no faltan, aunque no puede evitar verse como un producto bastante mecánico, frío, distante, algo muy habitual en las películas de animación, cuyas emociones e ideas terminan resultan ser efectivas pero deshumanizadas. La excepción -y el motivo por el cuál debe verse en inglés sí o sí- es Jack Black, cuyo personaje está bien construido y al que él sabe agregarle la humanidad de quien deja todo en cada personaje. Un villano que está por encima de una película completamente calculada, sin nada que la desvíe de sus ideas cuadradas. Cada uno puede decidir si eso le alcanza o no.