Damien Leone es el creador total de Terrifier 2, la película de terror del momento. Un verdadero fenómeno que no para de crecer. Esta secuela de Terrifier (2016) es mucho más ambiciosa que su antecesora y a los espectadores no les importa en lo más mínimo que sea una secuela, ya que la conexión es directa con este nuevo título. Los 250.000 dólares que costó han sido recuperados porque en Estados Unidos ya lleva recaudado más de diez millones y sigue sumando. Antes de llegar al streaming en su país, los seguidores del género ya habían empezado a correr la voz y la película es descargada como sea en todo el mundo. También se supo que hubo espectadores que se desmayaron en el cine o que vomitaron por lo que veían. Ambulancias fueron llamadas para atenderlos en algunos casos. Aunque estos rumores suelen ser puro marketing, acá se han confirmado como reales. No es insólita una reacción así cuando una película del más puro gore se vuelve más masiva de lo que naturalmente hubiera sido. Todavía le queda mucho por recorrer y este éxito tendrá consecuencias, desde una tercera parte hasta un salto al mundo del cine mainstream. Eso es todo lo que circula hoy sobre Terrifier 2, pero pasamos a la película dirigida, producida y editada por Damien Leone.
La escena inicial es nocturna. Art the Clown camina con una bolsa de residuos sobre su hombro e inmediatamente un flashback establece que ha asesinado al médico forense en la morgue. Una conexión directa con el film anterior. Este crimen inicial presenta el tono de la película para aquellos que no conocían al personaje previamente. Quién no cierre los ojos aunque sea por un segundo frente a la violencia de este arranque, ya se ha recibido de espectador de gore de élite. Pero en cualquier caso, la película es clara en su estilo y forma. Esos primeros diez minutos obviamente son solo el anuncio, el comienzo, una prueba de fuego. En los films de terror la violencia y la sangre van en aumento. Es cuestión de sacar cuentas y calcular lo que vendrá.
Terrifier 2 es una película independiente cuya estética combina elementos de la década del setenta y ochenta. La forma en la cual está filmada es mucho más cuidada y compleja que el promedio de esta clase de films, pero no tiene un solo momento pretencioso o autoconsciente. La película tiene identidad propia y si la asociamos a grandes cineastas es para dar una guía, no para decir que le debe nada a nadie. La forma en la cual Leone construye el comienzo del film nos hace pensar en grandes directores del género, como John Carpenter o Joe Dante, maestros del cine de género de aquellos años. También pensamos en Tobe Hopper, George A. Romero y Wes Craven. Para simplificar la idea, el comienzo parece más un film de estos directores que uno de los cineasta actuales. Fotografía, montaje, música, el cine de los ochenta para construir una historia que asusta desde los créditos. Leone juega con la memoria del amante del género, además de ofrecer su propia obra.
Hay varias escenas francamente brillantes, otras más estándar y la película no siempre está sorprendiendo. Pero que una película gore independiente dure dos horas y dieciocho minutos habla de unas ganas de contar la historia que va en dirección contraria al adocenamiento siglo XXI de las películas de terror breves pero eternas. Terrifier 2 se toma el tiempo para construir los climas, las escenas previas al impacto y las escenas más violentas, donde evita, cuando puede, los cortes excesivamente rápidos. Se queda en los crímenes, a veces hasta lo insoportable. Tiene menos violencia sexual que la primera, pero es mucho más sangrienta.
Y por supuesto el gran hallazgo es Art The Clown. Este personaje, creado hace más de una década por Damien Leone e interpretado por David Howard Thornton, realiza aquí una nueva aparición estelar, tan fuerte para los que lo conocen como para aquellos que lo ven por primera vez. Arranca bien arriba y ya no vuelve a bajar. La construcción del monstruo es excelente. Vestido como payaso, con ropa, zapatos y sombrero blanco y negro, incluida la máscara que simula el maquillaje de mimo, Art emula al generoso y bondadoso Marcel Marceau. Su imagen es perturbadora aunque en muchos momentos sonría con la simpatía y la inocencia de aquellos que lo inspiraron. Jamás dice una palabra y, salvo alguna escena casi imperceptible, no emite ningún sonido tampoco. No es el villano frío y sin expresión, sino todo lo contrario, es terriblemente expresivo. No sólo se parece al mimo Marceau, también evoca a Charles Chaplin. Simplemente imaginen eso: Chaplin convertido en el peor asesino de todos los tiempos. Algunos gestos son tan parecidos que perturban. El actor David Howard Thornton también es mimo, lo que explica la facilidad para darse a entender sin ni siquiera emitir un sonido. Que no hable pero sea tan histriónico vuelve todo más escalofriante. También tiene la particularidad de que puede usar cualquier método o herramienta para matar, no tiene lógica alguna, su bolsa está cargada de cosas que puede llegar a utilizar.
Como todo film gore, la violencia está sobrepasada, fuera de control, gran guiñolesca. Aunque su brutalidad la vuelva abrumadora, no deja de ser un tanto humorístico ese horror descomunal. Es tan excesiva que es paródica, aunque lo único que queramos sea cerrar los ojos. Hay un cierto humor en la película, pero no tiene la simpatía de muchos films gore, como los de Sam Raimi o Peter Jackson. La maestría de las escenas más sangrientas está entre lo mejor del género de todos los tiempos. Aunque en el film anterior había momentos terribles, acá se nota un dominio más sofisticado para los efectos especiales. Solo algún detalle es efecto visual, es decir de post producción, pero vaya uno a descubrirlo, solo se sabe por las declaraciones del director.
No ha sido para nada un mal año para el cine de terror, ejemplos muy comerciales han logrado funcionar en taquilla. Pero que esta locura haya logrado estar algún fin de semana en el top ten es casi un milagro. No hay ni que aclarar que no es para todos los públicos, la experiencia es solo para verdaderos conocedores del tema. La historia del cine nos acostumbró al corte cuando viene el plano más terrible, pero Terrifier 2 nos enseña ahora lo contrario. Hay mucho cine olvidable, pero esta película no se le borrará de la mente a nadie que la haya visto. Y no es solo por lo sangrienta, sino por la forma en la cual está filmada. Para peor, es muy probable que se nos pegue una canción muy inquietante que aparece en dos momentos de la película. Terrifier 2 vino a sacudirnos un poco de la rutina. Es diferente de la primera, pero definitivamente es mejor.