En el año 2021 se ha dado a conocer una nueva película de George A. Romero restaurada por completo en el año 2019. Sin embargo, y por razones obvias, no fue filmada en esas fechas, sino que se trata de un viejo proyecto por encargo que Romero realizó en el año 1973. Ya había realizado el director su obra cumbre La noche de los muertos vivientes (1968) pero su filmografía todavía no se había definido completamente por el cine de terror.
Como en esas historias que tanto nos gustan a los cinéfilos, el origen de The Amusement Park (2019) se remonta a cuando una institución, Lutheran Service Society of Western Pennsylvania, le encarga a George A. Romero realizar un film institucional para concientizar sobre el abuso que sufren en la sociedad las personas mayores. La discriminación cotidiana de los viejos es el tema y la película busca alertar sobre eso.
Romero descubrió que un film institucional era un envase perfecto para una película de terror. Posiblemente el director hubiera pensado eso sobre cualquier tema que le hubieran acercado. Un actor profesional (Lincoln Maazel) habla a cámara en un parque de diversiones vacío y nos explica cual es el tema del film y su finalidad. Alguien podría pensar que esto es muy solemne y acartonado, pero para un director como Romero es la forma perfecta de convencer al espectador de que lo que va a ver es cierto. Vienen los títulos y empieza la película.
Ese mismo actor ahora interpretada a un hombre con bastón, vestido de blanco, sentado en un cuarto también blanco. El hombre tiene el rostro lastimado y la ropa sucia, se le nota agotado. Otro hombre entra, es él mismo, vestido igual pero impecable, sin lastimaduras. Ambos hablan, el hombre impecable le dice que irá afuera, el lastimado le asegura que no hay nada afuera para él. Una vez que el impecable sale, comienza la pesadilla.
El parque de diversiones del título es una sucesión de situaciones angustiantes, violentas y humillantes para las personas mayores. Los jóvenes en muchos casos ni se dan cuenta. No hay realismo alguno en el film, pero todo se siente terriblemente real por el uso de actores no profesionales y una estética que juega entre el documental y la fantasía. Es una verdadera pesadilla. Romero consigue hacer un institucional que es a la vez un film de terror. La película deja en claro que todos podemos ser ese personaje protagónico sino hacemos algo para cambiar la realidad.
Como era de esperar, los que le encargaron el film al realizador sintieron que era demasiado aterrorizante y decidieron no mostrarlo jamás. La película había costado 37 mil dólares y había sido rodada en tres días. Hubo que esperar hasta hoy para poder verla, pero valió la pena. Al final del film el actor vuelve a realizar el discurso alertando contra la discriminación y pide al espectador que haga algo para cambiar la situación. Como discurso institucional es impecable, porque moviliza a que los jóvenes cambien su postura frente a esa situación. También es muy perturbador, pero ese es un mérito cinematográfico además de social.
El protagonista del film, dicho sea de paso, trabajó con Romero en otro título fundamental del director: Martin, el amante del terror (1977). Curiosamente, falleció en el año 2009 a los 106 años, sin duda tuvo una vejez más tranquila y prolongada que los personajes del film. En cuanto a George A. Romero, el falleció en el año 2017. Solo el máximo creador del cine de muertos vivientes podía ser capaz de estrenar una película nueva después de muerto. Larga vida al maestro Romero y su último saludo en la pantalla.