La nueva comedia del productor, guionista y director Judd Apatow es algo así como el relato autobiográfico del protagonista del film, Pete Davidson, quien también coescribió el guión de la película. Apatow suele adaptarse bien al universo de los comediantes para los cuales escribe y al tratarse esta película de una comedia dramática, se potencia aún más la combinación de ambos talentos.
Scott Carlin (Pete Davidson) es un joven de veinticuatro años que abandonó la escuela secundaria, intenta ser tatuador y vive con su madre Margie (Marisa Tomei) y su hermana Claire (Maude Apatow) en Staten Island. Stan, el padre bombero de Scott, murió combatiendo el incendio de un hotel años atrás. A Scott lo sigue afectando y condicionando en su actitud frente al mundo. También tiene varios problemas médicos y se la pasa fumando marihuana con sus amigos. Tiene una relación con Kelsey (Bel Powley), una chica que lo quiere, pero no se anima a formalizar con ella, otro indicador de que la incapacidad del joven de comprometerse o conectar con algo en la vida. Cuando su hermana menor comienza la universidad, el mundo de Scott entrará aún más en crisis y deberá ver si sale hacia adelante o se hunde de forma definitiva.
The King of Staten Island sorprende en más de un aspecto. Lo que puede ser una clásica comedia de jóvenes sin rumbo, es a la vez un relato intimista de una persona agobiada por la vida, con conflictos existenciales profundos de los cuales no sabe cómo salir. Lo que muchos cineastas solo pueden resolver con grandes dramas llenos de baja de línea, acá fluyen con ligereza, emoción e inteligencia. La paciencia del director y el guionista para ir armando a los personajes, mirándolos de forma comprensiva, es de una fineza que desemboca en el humanismo final que el relato despliega en la última parte del film. La película retrata con enorme ternura la grandeza de las personas comunes. Con sus más pequeñas tonterías y sus gestos más heroicos. La figura de ese padre muerto, inalcanzable, perfecto, por encima de la medianía, es una fuente de admiración y angustia a la vez. Scott recorre un largo camino para entender que hay muchos caminos pequeños en la vida y que todos ellos se pueden atravesar con nobleza, vinculándose con las personas de diferentes maneras, encontrando la manera de darle sentido a la existencia. The King of Staten Island es una de esas grandes películas secretas, pero basta prestar un poco de atención para comprender lo enorme que son.