The Longest Yard (1974), llamada en Argentina Golpe bajo, es el primero de dos films en los que Burt Reynolds fue dirigido por Robert Aldrich. El gran éxito de esta película volvió a reunir al actor y al director en Hustle (1975) un film noir donde Burt Reynolds era el protagonista junto a Catherine Deneuve. Ese segundo título no funcionó en la taquilla y ya no volvieron a trabajar juntos.
The Longest Yard cuenta la historia de un ex jugador de fútbol americano, Paul Crewe (Burt Reynolds) que llega al punto más bajo de su vida al comienzo de la película. Peleado con su parejo, ella le reclama se un inútil mantenido, cosa que sin duda es cierta. Él, borracho, pelea con ella, incluso amenaza con golpearla y se va con el auto de ella. La mujer llama a la policía y denuncia el robo del auto. Crewe hace un desastre en las calles en una persecución policial y tira el auto al río, para luego pelear con policías y terminar en la cárcel. No hay humor ni simpatía en el prólogo y el protagonista no genera la identificación de otros personajes de Reynolds. Sin embargo, el tono de la película cambiará y también intentará corregirse.
Cuando llega a la cárcel descubre que sin haber puesto un pie en la institución ya está en medio de una disputa. El jefe de los guardias, el capitán Knauer (Ed Lauter) tiene un equipo de fútbol semi profesional y no quiere que Crewe ayude al equipo de los presos. Lo amenaza incluso para que no acepte el obvio puesto de líder de dicho equipo. Pero el alcalde de la prisión, Warden Hazen (Eddie Albert) tiene la opinión contraria y cree que tener un gran equipo con una ex estrella de fútbol americano será una buena imagen para la cárcel.
A partir de ese momento este drama carcelario será también una comedia y una extraordinaria película de deportes. Sí, esas películas de deportes que vimos mil veces y que tienen una estructura tan armada que hasta podrían considerarse un género en sí mismo. Pero seguimos teniendo el problema de que Crewe es un personaje poco agradable, que además de lo mencionado hay que sumarle que había sido expulsado del fútbol americano por arreglar partidos. ¿Podrá tener alguna redención este personaje? Primero vendrán los trabajos forzados en el pantano, una locación muy habitual vista en varias películas de Burt Reynolds. Y poco a poco el reclutamiento del equipo recuerda a su manera a otro film de Robert Aldrich, Doce del patíbulo (The Dirty Dozen, 1967).
Todo el humor de la película funciona, aun cuando sobrevuela el drama e incluso la tragedia. El partido es memorable y el final también lo es. Burt Reynolds en su esplendor, rodeado de grandes secundarios incluyendo a los mencionados Ed Lauter y Eddie Albert. Aldrich también se siente a gusto retratando a estos marginales y realiza una de sus mejores películas. Hasta se da el lujo de usar el recurso de la pantalla dividida en el momento del partido. La comedia adulta del realizador y la ligereza con drama de Burt Reynolds se dan la mano para un resultado particularmente memorable.
El éxito de la película y su categoría de clásico llevaron a que se hicieran tres remakes de la película. Mean Machine (2001) una remake británica pero con fútbol y no fútbol americano, donde Vinnie Jones interpreta el papel principal y también trabaja Jason Statham. Mean Machine es el nombre del equipo del film de 1974 que acá se convierte en el título del film. En el 2005 Adam Sandler protagonizó una simpática remake donde Burt Reynolds interpreta un rol y hasta se da el lujo de entrar a la cancha. Y volviendo al fútbol como deporte elegido, en Egipto se hizo otra remake en el año 2015.
A la pregunta acerca de si Crewe podrá reivindicarse y pagar sus culpas, la película responde de forma inequívoca. Puede, pero deberá pagar un precio más alto del que creía y deberá sacrificarse también mucho más. Con un último plano que homenajea nada menos que a The Searchers (1956) la obra cumbre del maestro John Ford deja clara la mirada final. Como le pasaba a Ethan Edwards (John Wayne) en aquel film, Crewe se gana su redención. No es un héroe, pero es alguien que finalmente ha hecho lo correcto, lo que nadie más que él podría haber llevado hasta ese final.