The Prom es un largometraje musical basada en una obra de Broadway. Un grupo de artistas de la comedia musical que han caído en desgracia creen que una causa noble podría ser la solución para sus decadentes carreras. Descubren que una joven lesbiana que vive en el estado de Indiana no ha sido autorizada para ir con su pareja al baile de graduación. Con la idea de que militar en favor de la joven podría ayudarlos en su carrera, viajan a Indiana inmediatamente.
A pesar de tener un elenco de gran nivel, este musical está herido desde el comienzo. Este grupo de egos cantores es criticado en la historia pero todos sabemos que la película será completamente indulgente con ellos. No comprensiva, solo indulgente. La diferencia es importante.
En la mitad del largometraje todo está contado y aunque haya una vuelta de tuerca que justifique otra hora, la sensación es que todo dura demasiado. Le sobra una hora de las 2 horas 15 minutos del tiempo total de la película.
Parte del exceso en el metraje se debe a que no todas las canciones se justifican en la película. El cine muestra de forma más completa la realidad que el teatro, no necesita tantas explicaciones porque todo se ve claramente desde el comienzo.
La ironía acerca de la corrección política y la mirada feroz sobre los artistas se sepultan en un mar de canciones y un discurso cada vez más blando. Es posible que el discurso más interesante es el de dejar en paz a la gente en algunas cosas y ayudarla genuinamente en otras. No sé si es creíble el aprendizaje de los protagonistas, más bien lo contrario.
Agotadora y extensa película no tiene ni la fuerza, ni la simpatía, ni la emoción que prometía poder ofrecer por su tema. Simplemente no funciona y parece más un relleno de catálogo que una obra genuinamente realizada con ganas de contar algo. Lo más rescatable es que me hizo acordar a la historia de dos adolescentes con una experiencia parecida, retratada en More Than Friends: The Coming Out of Heidi Leiter (1994) un episodio televisivo que dirigió Juan José Campanella para HBO. Esos treinta minutos tenían más corazón y riesgo que esta película que Ryan Murphy hizo para cumplir con su acuerdo con Netflix.