En la oferta gigante y caótica del streaming actual, donde se mezclan películas de varios años y países sin saber a ciencia cierta de donde surge cada una, es toda una sorpresa encontrarse con una joya como The Vast of Night. En otro contexto una película como esta hubiera sido un llamado a atención sobre el realizador del film y su guionista, pero que en la urgencia y la promoción de despareja de la oferta actual, corre el riesgo de pasar desapercibida. Bueno, no ocurrirá esto porque la película se destaca rápidamente en cuando uno comienza a verla.
En el imaginario pueblo de Cayuga, Nueva México, a fines de la década del cincuenta, la operadora telefónica del pequeño lugar y el conductor de un programa de radio nocturno descubren una extraña señal que interfiere con las líneas telefónicas y la señal de la radio. El resto del pueblo ignora esto porque están todos en el gimnasio del lugar, alentando al equipo de básquet, lo que se lleva la atención de la comunidad. Fay (Sierra McCormick) y Everett (Jake Horowitz) comenzarán a averiguar lo que pasa en medio de la desolada noche del lugar.
Toda la película se ve diferente a cualquier otra cosa que vemos actualmente. Y aunque tiene obvias referencias, de ninguna manera uno siente que está viendo algo gastado o repetido. El film está extrañamente enmarcado –literalmente, el film empieza con una pantalla de televisión- como si fuera un episodio de ciencia ficción de los cincuenta, pero no está filmado como tal. En cuanto las acciones llegan al pueblo basta un solo plano del director Andrew Patterson para darnos cuenta de que estamos frente a alguien con ideas y ganas de hacer cine. La cámara está en un estacionamiento frente al gimnasio donde se desarrollará el partido de básquet. Desde la iluminación nocturna de exterior entramos sin corte a las luces del gimnasio, siguiendo a los protagonistas. La complejidad de esta toma puede pasar desapercibida, pero no su belleza. Es hora de prestar atención y entregarse, porque todo lo que sigue es atrapante.
El guión de James Montague y Craig W. Sanger incluye varios momentos brillantes, no solo en la estructura general del film, sino en un par de sub historias, una narrada por teléfono y la otra desde el living de una casa. En ambos casos, no hay manera de despegarse de lo que pasa. Pero tampoco se trata de una película estática. The Vast of Night puede pasar de un casi imperceptible plano de nueve minutos en el conmutador telefónico a un rarísimo y virtuoso plano secuencia que muestra lo que ocurre en el pueblo al mismo tiempo que los protagonistas descubren que algo raro pasa.
Los actores no son debutantes pero resultarán completamente desconocidos para los espectadores, lo que le otorga una credibilidad inusitada a la historia de ciencia ficción que el film narra. Si los guionistas y el director son debutantes, pues la película tiene esa pasión del comienzo. Lo que percibimos al ver The Vast of Night es el nacimiento de la carrera de gente muy talentosa. Me pregunto dónde estarán los tres dentro de diez años. Aunque los guionistas suelen tener carreras muy desparejas, es de esperar que Andrew Patterson se convierta en una de las estrellas del cine que viene. Mientras eso, que nunca es seguro, pasa, ya tenemos The Vast of Night, un film original y atrapante, que en todos los aspectos es brillante. Y como una melodía que nos suena lejanamente familiar pero a la vez completamente nueva, nos hace sentir en casa y al mismo tiempo en tu terreno completamente nuevo.