Qué una película de la India dure 76 minutos es una rareza tan grande que The Violin Player produce una atracción ya por ese motivo. ¿Pueden los cineastas de ese país contar una historia en tan poco tiempo? La respuesta a este interrogante solo se puede develar viendo la película realizada en el año 2016 y disponible ahora en Netflix.
La película trata sobre un violinista (Ritwick Chakraborty) que trabaja de manera independiente con compositores de Bollywood. Apenas tiene dinero para sobrevivir, no consigue ganar dinero ni para pagarle al diariero. Un día, luego de una sesión de grabación, está en la estación de tren cuando un misterioso personaje (Adil Hussain) lo observa desde el andén contrario. Este pulcro y sereno caballero se parece al legendario director Satyajit Ray. El parecido no es gratuito, este hombre resulta ser un director también y le encarga un misterioso trabajo por el cuál le va a pagar en el momento. Solo tiene que acompañarlo para hacer el encargo del que no anticiparemos nada.
La película tiene varios recursos visuales llamativos. Algunos forzados, como los cortes a negro, cuyo significado no termina de quedar claro. Y la historia, en su introducción, nudo y desenlace tiene una duración tan breve por un motivo sencillo: Es una historia que está hecha para un cortometraje. En la India eso lleva a una duración de 76 minutos, en otro país serían como mucho 25 minutos. Se extiende demasiado, tiene ese ingenio típico de los cortometrajes y un cierre con truco que termina de demostrar su condición de película corta, con ideas muy interesantes, pero con una extensión algo absurda. Filmada con prolijidad y mucho oficio.