Un aspirante a rapero llamado Jahkor Lincoln (Ashton Sanders) llega a prisión. Está condenado a cadena perpetua por asesinato. La película repasada los días y las horas que precedieron a su arresto y las circunstancias de su infancia que lo fueron marcando hasta llegar a su presente.
La película analiza las limitaciones que tienen los afroamericanos para poder levantar la cabeza y llevar una vida con verdaderas opciones cuando forman parte de una clase social humilde. El protagonista busca dejar atrás el pasado criminal de su padre, a quien intenta salvar en vano y alejarlo de las drogas y la marginalidad. En paralelo también busca abrirse paso como rapero, aunque esto lo tiene siempre al límite de la misma criminalidad de la que intenta escapar.
La película es sobria, por momentos solemne. Funciona mucho más cuando no dice nada e intenta narrar solo con situaciones cotidianas. Confiando en la expresividad de su protagonista. Lo que no intenta responder tiene más valor que sus sentencias morales. Un film menor sobre una problemática que está presente en muchos títulos del cine actual.