Series

True Detective Night Country

De: Issa López

Diez años exactos después del estreno de True Detective llega la cuarta temporada de esta serie de antología, es decir que sus personajes y sus historias no continúan de una temporada a otra. Como si fueran miniseries unidas con menor o mayor fuerza por ciertos elementos de estilo, su tipo de caracterización de sus protagonistas y el tono lúgubre de la investigación. True Detective son, hasta ahora, cuatro miniseries. Su creador, Nic Pizzolatto, logró en esa temporada inicial un éxito rotundo y sorprendió a todos por la enorme calidad de una miniserie perfecta. Desde el arte de los títulos y la canción Far From Any Road interpretada por The Handsome Family, la serie lograba meter al espectador en una policial de horror gótico que jugaba con el misterio a la vez que recorría la personalidad de sus dos incomparables protagonistas, Matthew McConaughey y Woody Harrelson. Luego vinieron dos temporadas más, la segunda odiada por todos y la tercera bastante más digna. En cualquier caso quedaba claro algo: Todas las temporadas luchaban una injusta batalla por alcanzar a la primera. No pasó, no va a pasar, la cuarta temporada, con todos los elogios que ha recibido y sus muchas novedades, es la confirmación de esto. Le hubiera venido mejor, incluso, no llevar el título de True Detective y dejar solo el Night Country.

La presentación completa, que un poco intenta separarse para evitar comparaciones es True Detective Night Country y en el afiche le agregan “un nuevo capítulo de la aclamada serie”. Una vez más se plantea un dúo protagónico de policías y esta vez el máximo gancho está en la presencia protagónica de Jodie Foster. Dos estrellas hubieran sido mejor que una, pero en la trama tal vez ayudaba el elemento étnico de la segunda actriz, Kali Reis. Ambas tienen buena química y sus debates, sin llegar a los de la temporada 1, muestran dos visiones distintas de dos personajes que cargan con sus propios traumas y con un conflictivo pasado que a su vez las une.

Otro elemento que se acerca a la temporada uno es lo impactante del crimen que se investiga y el misterio que lo rodea. La historia transcurre en Ennis, Alaska hacia fin de año, el período en el cual no hay luz de día en una noche que no parece tener fin. En la Tsalal Arctic Research Station un grupo de ocho científicos que realizan su trabajo aislados de todo, de pronto desaparecen. Casi no hay rastros de ellos hasta que finalmente son todos encontrados muertos y juntos, desnudos y congelados, como en una especie de estatua siniestra.  Apenas se ven partes de sus cuerpos y sus rostros, por lo cual la investigación debe esperar a que el gran bloque de hielo se derrita. ¿Quién fue capaz de hacer eso? Y con la pregunta se abre otro interrogante: ¿Fue un acto humano o sobrenatural?

Night Country apuesta fuerte a la ambigüedad con respecto al género. Coqueteando con Lovecraft, Stephen King y John Carpenter. La jefa de la dependencia policial, Liz Danvers (Jodie Foster)y la policía Evangeline Navarro (Kali Reis) deberán trabajar juntas y reencontrarse luego de un evento terrible que las alejó tiempo atrás. Ese evento, como media docena de traumas sueltos en la trama, se irá develando poco a poco. Cada una lidia con sus propios conflictos familiares. Porque la familia y las relaciones de pareja también son parte de los temas de la serie. Ambas mujeres están en conflicto con lo exterior por distintos motivos. El único policía que se lleva bien con Danvers es el joven Peter (Finn Bennett) que a su vez tiene problemas con su padre, un policía veterano (John Hawkes) y con su propia novia. La obsesión por el trabajo y el resolver los crímenes lleva a las protagonistas y al joven Peter a poner en peligro todo lo que tienen a su alrededor. Un conflicto más, el de una empresa minera y una población local que los acusa de estar envenenando a todos. Esta suma de problemas irá encontrando su rumbo para construir una historia que, a diferencia de las tres temporadas anteriores, solo dura seis episodios. Dos episodios más hubieran sido demasiado, por lo que es buena la decisión.

Nic Pizzolatto, el creador de True Detective, acá no dirige ni escribe ninguno de los episodios. La responsabilidad artística recae mayormente sobre la directora mexicana Issa López, una realizadora bastante despareja que supo pasar del terror a la comedia mala sin problemas. Acá hace todo lo posible por captar el concepto de la serie y en general está en el tono adecuado. Desde lo visual no hay reproches, pero el guión sí es bastante más previsible y obvio. La noche de Alaska, curiosamente filmada en Islandia, le da el clima adecuado y que sea durante las fiestas aporta un juego de luces extra que también suma. Sin embargo, las promesas que abren el misterio terminan decepcionando en algunos aspectos. Tan temerosas son las ficciones en el presente, que ya se sabe en gran parte que puede pasar y que no pueda pasar.

Es Jodie Foster quien sostiene todo. Su personaje es bueno y la actriz sabe cómo llevarlo adelante. Malhumorada, herida, en conflicto con todos, atea y comprometida con su trabajo, ella es el corazón de la serie. Kali Reis, boxeadora profesional antes de ser actriz, recordada por su impactante protagónico en Catch the Fair One, es un excelente contrapunto y tiene el carisma adecuado para llevar su personaje. Lamentablemente, Reis debe cumplir con la agenda de lugares comunes del presente y eso le hace perder algo de fuerza. Es esa misma agenda la que resuelve el crimen y le cambia el tono a todo. En la temporada 1, el Detective Rust Cohle (Matthew McConaughey) “Una vez sólo había oscuridad. Si me preguntas, la luz está ganando.” La pregunta que se abre en esta cuarta temporada se relaciona con la frase final que cerraba la temporada inicial de True Detective.