Gus (Nick Frost) trabaja para Dave (Simon Pegg) en el servicio de mantenimiento a domicilio de la empresa Smiley, el mayor operador de red móvil y servicio de internet de Gran Bretaña. Gus es también aficionado a las investigaciones paranormales, algo que explota en su canal de YouTube llamado Truth Seekers. Gus es viudo y vive con su anciano suegro Richard (Malcolm McDowell).
Dave le asigna como compañero a un joven principiante llamado Elton John (Samson Kayo) con quien comenzará a tener experiencias cada vez más terroríficas. A ellos se les unirá Astrid (Emma D’Arcy), una joven acosada por presencias sobrenaturales que les pedirá ayuda para resolver su conflicto. Aunque al principio Gus parecía más un charlatán que un verdadero buscador de fenómenos del más allá, pronto demostrará que sus habilidades acumuladas en años de estudio tal vez le sirvan más de lo que creía.
Nick Frost y Simon Pegg son mundialmente conocidos como dúo cómico protagónico de la Trilogía de Cornetto, dirigidas por Edgar Wright, con guión del director y Simon Pegg. Tres excelentes películas de género con mucho humor negro: Shaun of the Dead (2004), Hot Fuzz (2007) y The World’s End (2013). Trabajaron juntos en otros films, pero estos son los más destacables. En televisión Simon Pegg le dio su primera chance a Nick Frost en la serie Spaced (1999) también dirigida por Edgar Wright. En Truth Seekers ambos actores son guionistas y productores, pero el rol de Simon Pegg es bastante más pequeño que el de Frost. De alguna manera, ese papel, aunque sea más breve, eleva mucho el interés de la serie y de los seguidores del dúo.
Las series británicas vinculadas con lo fantástico tienen una larga tradición. Truth Seekers lo sabe y las reconoce, empezando por Dr. Who y hacia todas las direcciones. El equilibrio entre la farsa cómica y las historias paranormales se equilibra correctamente en los ocho episodios de media hora que conforman su primera temporada. Las locaciones británicas aprovechadas al máximo. La ambientación clásica está tan bien lograda que por momentos el espectador olvida que transcurre en el presente.
Una comedia ligera pero potente, con emociones intensas pero sin cargar las tintas, logrando sorprender en cada episodio. Aunque al comienzo da la impresión de ser una serie episódica, poco a poco se descubre que todas las historias están conectadas en una sola gran línea dramática. Pegg y Frost son un alivio en este año duro, una de las comedias que permiten divertirse un buen rato al mismo tiempo que nos permiten jugar con las más absurdas y al mismo tiempo actuales teorías conspirativas.