Tucker: Un hombre y su sueño (Tucker: A Man and his Dream, 1988) es una película dirigida por Francis Ford Coppola y producida por George Lucas. Cuenta el sueño de Presto Tucker, cuya obsesión de crear un auto revolucionario, potente, veloz, aerodinámico, con medidas de seguridad adelantadas para su época. Acompañado por su familia y otras personas que se aferran a su sueño, pero enfrentado a los empresarios automotrices más poderosos de Detroit, es decir de todo Estados Unidos.
La película tiene un tono de comedia, narrada con un ritmo y un estilo de los films de la década del cuarenta. De alguna manera, Coppola combina el juego estético ligero y divertido con sus obsesiones como realizador. La pasión por los autos del director y también del productor George Lucas permite que se disfrute de la belleza de los autos, la mayoría los originales, generando un placer estético en sí mismo. La tentación de quedar en el mero ejercicio formal no se produce, porque a medida que avanza la trama, el drama va creciendo y entonces ahí Coppola reflexiona sobre la industria, el espíritu innovador y el rechazo que muchas veces han sufrido aquellos que venían a cambiar las reglas del juego. Sin duda está hablando de la industria automotriz, pero también la cinematográfica.
La historia es muy rica en reflexiones acerca del mundo de los pioneros y resulta apasionante en lo que respecta a todo el trabajo de ingeniería combinados con las ideas de marketing que se necesitan para que un producto llegue al público. Incluso se toma el atrevimiento de incluirlo a Howard Hughes (interpretado por Dean Stockwell) para hablar acerca de los sueños de los visionarios. Una película muy amable y al mismo tiempo completamente personal de Francis Ford Coppola. No hay que aclarar que la dirección de arte y el vestuario son extraordinarios, para reforzar el lujo visual mencionado.
Jeff Bridges como Preston Tucker está impecable y elenco es notablemente lujoso en grandes actuaciones. Christian Slater, Joan Allen, Elias Koteas, Mako, un pequeño papel de Lloyd Bridges (el padre de Jeff en la vida real) y por supuesto Martin Landau interpretando a Abe Karatz, un inversionista de Nueva York que se suma al sueño de Tucker. Landau, nominado al Oscar y ganador del Globo de oro por esta película, iniciaba acá un resurgimiento de su carrera que continuaría con Crímenes y pecados y llegaría al punto más alto con Ed Wood, donde finalmente ganaría todos los premios incluyendo el Oscar.
Tucker: Un hombre y su sueño está filmada en la década del ochenta, cuando la carrera de Coppola había dejado atrás su indiscutible esplendor de los setenta y hacía películas muy diferentes entre sí, un poco al margen del centro de atención de la industria. No logró acá ser muy taquillero, pero demostró que los films de ese período deberían ser revisados y valorados en su justa medida. Tucker es un ejemplo perfecto de una gran película a ser reivindicada.