Hay una tendencia a sobrevalorar el trabajo de los actores cuando se convierten en directores. Más aun sí el actor es famoso por hacer comedia y su película no lo es. Así es como John Krasinski consiguió que su película de terror Un lugar en silencio recibiera toda la atención que tal vez no le hubiera proporcionado un director no famoso. Pero la película estaba realmente bien y la taquilla también la acompañó. Lamentablemente decidieron hacer una segunda parte y de alguna manera arruinar aquella experiencia.
Está claro que Krasinski eligió como director la opción de ser clásico, respetaron los géneros, y salir más que airoso del compromiso. Una película sobria y bien narrada con una secuela que repite el concepto. Se luce y responde a su fans con un gran prólogo donde aparece su personaje y luego vuelve a contar de forma eficiente otra historia en el mismo universo devastado con alienígenas especialmente sensibles en su audición.
Si alguien dice que está bien, no se equivoca, si alguien dice que es menos de lo mismo, también tiene razón. Es ver el mismo truco una y otra vez, pero para mí un escalón abajo. Esperamos otra historia del mismo director y no más secuelas.