En 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, la oficial de vuelo Maude Garrett (Chloë Grace Moretz) se une a la tripulación masculina de un bombardero B-17 llevando consigo un paquete ultrasecreto. Se trata de un vuelo desde Nueva Zelanda hasta Samoa, pero desde el primer minuto la tensión es total. Los integrantes del vuelo rechazan y se burlan de la presencia femenina. Para evitar conflictos la relegan a la torreta esférica del avión, mientras los hombres siguen arriba. Pero el conflicto de la tripulación será lo menos preocupante cuando aparezca el enemigo y, al mismo tiempo, otro peligro aterrador y fuera de todo plan.
Una sombra en la nube entra en la categoría de película no basada en hechos reales. En esta época donde el origen real tiene tanto valor, siempre es una buena noticia cuando llega una historia disparatada que se lanza sin pudor a la fantasía más ridículamente divertida. Gran parte de la película transcurre en la mencionada torreta, por lo cual es el sonido, el fuera de campo y la gran actuación de la protagonista lo que nos convence de todo lo que está pasando. Tampoco la película es completamente rigurosa y se toma algunas licencias para que el espectador pueda entender un poco más el fuera de cuadro. Digamos que es lo que la protagonista infiere lo que vemos en algunas tomas.
La tensión crece y lo hace de forma brillante. Paso a paso va subiendo la apuesta y cada vez que aceptamos un elemento inverosímil se lanza al siguiente. No lo hace una vez, lo hace media docena de veces, lo que es todo un desafío y al mismo tiempo un motivo de diversión. Primero entretener, luego pensar, así de simple es la propuesta. Quien se entregue al delirio sin duda disfrutará de esta película de género que combina elementos de varias historias muy conocidas pero entrega una maravilla delirante que disfruta siendo originalmente osada.