Un emprendimiento inmobiliario pretende quedarse con una zona del Bronx, en Nueva York. Una empresa llamada Murnau compra las propiedades y complica la situación de los vecinos del lugar. Tres chicos intentan salvar la barriada y en mitad de su tarea descubren que detrás del negocio hay un grupo de vampiros que busca instalar su nido allí. Pero al mismo tiempo que ellos se dan cuenta, los vampiros también se alertan de la amenaza que los niños representan para ellos.
Con el espíritu y el tono de los films de los ochenta, pero ambientado en la actualidad, Vampiros vs el Bronx avanza a puro carisma y simpatía. Recordando a clásicos como Fright Night (1985) o The Goonies (1985) y con citas a Murnau, Polidori y hasta el propio Vlad Tepes. También tiene ese aire popular de los films de Jackie Chan o Stephen Chow, es decir la barriada versus la amenaza externa.
Es un film para toda la familia, sin mucha sangre, con algo de humor y dosis altas de simpatía. Quien no tenga mucho en cine encima se divertirá más que aquellos que han visto todos los films en los cuales este abreva. Inocente y querible, tal vez sin demasiado vuelo pero a la vez sin nada demasiado objetable.