En un ranking imaginario de las películas de Marvel Venom podría estar sin duda entre las peores, sino la peor, de todas las que se han hecho en esta edad de oro que ha tenido el contenido de Marvel Comics llevado al cine en el siglo XXI. Un guión llamativamente malo, carente de toda lógica y rigor, capaz de hacerle ruido al más distraído de los espectadores, es el comienzo de una suma de desastres que la convierten en uno de esos bodrios ruidosos y llamativos de los que todos se burlan durante años. Seamos optimistas, tal vez simplemente sea olvidada.
Los fanáticos de las películas de Marvel necesitarán verla para completar su álbum, los lectores de comics podrán ofenderse o alegrarse, como suelen hacer frente a cada nueva adaptación a la pantalla, e incluso dar explicaciones de porque algo tan malo en el cine en realidad tiene una explicación oculta en alguna cosa que obviamente no se ve en la película. Ese viejo truco no se inventó ahora, se hacía antes con libros y obras de teatro también, donde los fans se rasgaban las vestiduras o defendían cosas por motivos ajenos a lo que se veía.
El potencial del personaje y la historia es enorme, tal vez por eso también sea irritante. La idea de un extraterrestre y un humano conviviendo en un único cuerpo es muy interesante y tenía sin duda muchísimas posibilidades. La idea del héroe y el villano formando una misma criatura también lo es. Como un Dr. Jekyll y Mr. Hyde del mundo Marvel pero en lugar de una misma persona desdoblada, acá tenemos dos personas unificadas. Pero ese potencial, esa idea, esa película, no existen. La historia mezcla de manera muy torpe drama y comedia, amenaza con una violencia descomunal pero luego hace un esfuerzo exagerado por volverla una película liviana. Cada escena se resuelve sin demasiado sentido y aunque nadie pide realismo, la gravedad de ciertas escenas conviviendo con tonterías de una simpleza de programa para bebés es deprimente.
La elección de Tom Hardy como protagonista debe responder a la necesidad de poner a un actor con talento para toda la primera parte del film, donde el periodista Eddie Brock parece tener una enfermedad física o mental. Tanto esfuerzo tampoco redunda en nada interesante, pero con un actor menos expresivo se hubiera perdido todavía algo más de todo aquello a lo que renuncia Venom. Sí, hay escenas post créditos. Una de las cuales, para termina de irritar, promete una brutal carnicería. ¿A quién puede asustar o preocupar una escena así después de la tontería lavada sin violencia que acabamos de ver?
Como suele pasar con estos títulos que buscan iniciar una serie, la película es más un prólogo desechable que una película en sí. No hay forma de que una secuela –si acaso ocurre- sea peor que este título, entre otras cosas porque todo lo aburrido y torpe del comienzo ya no será necesario. Ahora, con el personaje totalmente presentado, tal vez tengan la chance de colocarlo en una historia que valga la pena o darle un solo tono que funcione, en lugar de varios que entran en permanente contradicción.