Peliculas

VENUS

De: Roger Michell

LA VENUS DE LONDRES

Maurice (Peter O´Toole) es un septuagenario actor que comparte charlas matutinas e intercambia pastillas de toda clase con su viejo amigo y colega Ian (Leslie Phillips). Un dúo de cómicos ancianos es el origen del guión de este film, escrito por el reconocido novelista inglés Hanif Kureishi, quien se inspiró en las especulaciones sobre su propia vejez. El director Roger Michell (Un amor llamado Nothing Hill) construye junto con él una historia que no se aboca a relatar las penas y la resignación que suele aquejarnos en esta etapa de la vida, sino que opta por transmitir los entretelones de una historia de amor entre un hombre y una joven, separados por una diferencia generacional de cinco décadas. Relato de amor no platónico, pero tampoco consumado, Venus cuenta una historia sobre el deseo, sobre el gusto por la belleza y sobre el placer que ésta produce más allá del tiempo. La hija de una sobrina de Ian, quien se supone viene a cuidarlo, resulta para él una verdadera pesadilla, al tiempo que para Maurice se convierte en una nueva posibilidad por recuperar la vitalidad y el deseo. Esta joven, de nombre Jessie (interpretada por Josie Whittaker), se encuentra en las antípodas de Maurice, no sólo por la edad, sino por su desprecio por el buen gusto, la fineza, la cultura y por cualquier otro placer bello o primitivo del ser humano. Básica y disfuncional, Jessie se convierte en la pesadilla del maniático Ian y en una inmejorable fuente de inspiración para Maurice.

Un guionista adulto

Una de los puntos más interesantes de esta película es la forma en que no oculta, reprime, ni desplaza el deseo sexual de Maurice, pues si bien su cuerpo está oficialmente retirado, su cerebro y su espíritu continúan siendo deseantes. Por ello Maurice no duda en mirar o intentar tocar ese cuerpo que le despierta el deseo. Con humor y sagacidad, el guión de Hanif Kureishi insinúa que no existe nada pecaminoso detrás del deseo sexual, no importa la edad que se tenga, y que detrás de esos caballeros ya mayores se esconde una infinita ternura, pues estallan de deseo y pasión por la belleza femenina sin perder la cortesía. En la película hay por lo menos una escena en donde un veterano O´Toole juega un paso de comedia hilarante, que recuerda sus andanzas –aquí parodiadas de forma conciente- en films como ¿What´s New Pussycat? (1967), por citar otra historia cargada de vitalidad y deseo sexual. Pero también es mérito del film no hacer parecer a Maurice un adolescente, ya que si bien es un anciano sabe lo que puede y no puede hacer, conoce lo que ha vivido y de ninguna manera idealiza o miente acerca de esta etapa crepuscular de la vida. Y este detalle no es menor, pues en una industria como la cinematográfica, donde todo tiende a ser de interés sólo para los adolescentes, la película reivindica la vejez por la vejez misma, sin falsearla, sino mostrándola con lucidez, con sus momentos patéticos y sabios. El propio Kureishi explicó muchas veces que su material –como tantos otros autores– lo saca de la vida cotidiana, de sus hijos peleándose mientras él intenta escribir, de su barrio, de su infancia, de sus amores, de sus temores. El resultado aquí es particularmente brillante y sensible. Aunque éste, sin embargo, no es su debut como guionista; en los años ochenta fue famoso por escribir sus propias experiencias de juventud, en guiones como Ropa limpia negocios sucios (My Beautiful Laundrette) y Sammy & Rosie van a la cama (Sammy & Rosie Get Laid), ambas dirigidas por Stephen Frears, dos desprejuiciadas y brillantes historias de las tensiones raciales y sociales en Londres.

Un actor veterano

Ser una leyenda viviente es un cargo difícil, pues merece diversas interpretaciones. Puede significar tanto que se es un referente gigante en su punto más alto, o bien, que se está vivo por milagro y destinado a convertirse en un monumento prematuro del que no se podrá escapar aun cuando queden años de carrera. Peter O´Toole, nacido en Irlanda, en 1932, entra en esta categoría, ya que tiene una docena de films que forman parte de la historia grande del cine. En principio, por su rol protagónico en Lawrence de Arabia (1962), película dirigida por David Lean, ganadora del Oscar a Mejor film, y primera de las muchas nominaciones que O´Toole ha recibido a lo largo de su carrera. Por las cuales si bien nunca ha ganado un Oscar (por Venus también fue nominado), sí ha sido merecedor de un premio Oscar Honorario a su trayectoria. Su carrera fue de la comedia disparatada al cine independiente, pasando por clásicos de la literatura, en los que O´Toole solía representar a súbditos del imperio británico. Cada cierta cantidad de films irrelevantes, él se encargó de participar en películas importantes y/o polémicas, como Calígula (1979), El último emperador (1987) o Troya (2004), entre muchas otras, incluyendo su voz para personajes de animación, como ocurrió este año con Ratatouille (2007). En Venus, donde interpreta a un actor respetado pero destinado a roles pequeños, no hay duda de que se encuentra a sus anchas, jugando consigo mismo y su propia imagen, haciendo referencias a su antiguo gusto por el alcohol, sus años de galán y su fino sentido del humor, por momentos muy distinguido, por momentos no tanto. Junto a él brilla Leslie Phillips, un actor con 70 años de carrera, así como también Vanessa Redgrave, quien interpreta a Valerie, la ex esposa de Maurice, en pocas pero maravillosas escenas. Al mismo tiempo que la película nos cuenta la vida de un personaje, juega, a la vez, con las similitudes con la vida del propio Peter O´Toole. El humor y la simpatía que la historia posee resultan un homenaje reconfortante y agradable, carente de sordidez o amargura.

Una historia de amor

No es la primera vez que Roger Michell y Hanif Kureishi llevan juntos a la pantalla grande una historia de amor centrada en el tema de las diferencias de edad. En el año 2003 hicieron La Madre (The Mother), polémico film en el cual una mujer tiene un affaire con un hombre a quien dobla en edad, y éste, a su vez, tiene un romance con la hija de ella. Sin embargo, no hay tal polémica en Venus, aquí la historia de amor no es platónica, pero tampoco es consumada. Si el amor y el sexo consisten, entre otras cosas, en poder dar y recibir placer, entonces, ésta es una gran historia de amor. El propio Maurice lo dice cuando la joven le pregunta si cree en algo: “Creo en el placer, siempre he tratado de dar placer, se lo recomiendo a todos.”
Asimismo, la película parece mostrar que la felicidad está en el camino y no en la meta y, contrariamente a la tendencia del cine mundial, se ocupa de la vejez, y mira con comprensión y sin compasión este tramo final de la vida. Venus, la diosa del amor en la mitología romana, le es mostrada por Maurice a Jessie en la National Gallery de Londres a partir de La Venus del espejo, el famoso cuadro de Velásquez. Una cita nada inocente porque allí Venus no es diosa, sino mujer. Una clara muestra de que esta película no elige habitar un mundo ideal, perfecto y etéreo, sino acercarse con humanidad a la imperfecta maravilla que es la vida real.