Peliculas

VISITA INESPERADA

De: Thomas McCarthy

SALIR A VER UN POCO LA CALLE

La primera imagen de Visita inesperada (The Visitor, 2008) es la de un hombre de unos sesenta años, en una casa muy prolija y ordenada, mirando hacia fuera. Más cerca de nosotros, y enmarcando la figura de ese hombre, el respaldo de dos sillas. En ese primer plano la película nos plantea una doble lectura casi instantánea. Por un lado, la soledad de un protagonista, encerrado y solitario en su mundo de prolijidad y seguridad, y al mismo tiempo, y por extensión, la idea de una sociedad que intenta aislarse. Pero si bien la película asumirá un importante ribete político que bordea la denuncia, lo que termina de imponerse como centro del film -tanto en su literalidad como en su valor metafórico- es la historia de este profesor viudo y su salida más allá de las cuatro paredes de su casa.
Del fallido intento de las lecciones de piano, herencia de su fallecida esposa, al riesgo y la sociabilidad del tambor, el profesor Walter Vale (Richard Jenkins) realiza un trayecto que es justamente lo movilizador que tiene el film. Claro que para que esto pase es necesario primero un viaje a su departamento de New York y el encuentro con dos inesperados inmigrantes que están viviendo allí. Del cruce con estos extranjeros surge la posibilidad de crecimiento y evolución. Pero mientras que el título local, Visita inesperada, es un poco ambiguo, el original, The Visitor, termina aludiendo no a los visitantes extranjeros sino al protagonista, quien decide visitar al joven sirio, devenido en su amigo, cuando éste es detenido por el departamento de migraciones. La emoción, producto de un hábil ordenamiento dramático por parte del director y del carisma de los actores, surge naturalmente a lo largo de la trama de este film independiente. Film independiente que, como muchos otros de la última década, es una versión económica y sensible de una narración industrial totalmente clásica. Más allá de sus méritos, hay que decir que la película no consigue organizar de forma armónica la lectura individual y literal de su protagonista con otras más profundas y trascendentes, cómo sí lo habían hecho en su momento, por ejemplo, Matrimonio por conveniencia (Green Card, 1991) de Peter Weir o La terminal (The Terminal, 2004) de Steven Spielberg. Al excelente protagonista Richard Jenkins, actor secundario que suele trabajar con los Hermanos Coen, pero también en comedias más industriales y films dramáticos, hay que sumarle una mención a la actriz israelí Hiam Abbass, a quien hemos visto en Paradise Now, Munich, La novia siria y Zona libre, entre otros títulos importantes. Juntos consiguen algunos de los momentos más bellos y emocionantes del film, aquellos donde los sentimientos y los vínculos humanos exceden los límites de las fronteras entre países y culturas.