Wish (2023) es una prueba más de que Disney y el cine norteamericano actual debería preocuparse más por la calidad que por la diversidad. Frente a la falta de ideas y el fracaso de una película sin gracia, lo primero que hace cualquier espectador es distraerse con todo lo que aparece en la pantalla y enojarse con aquello que puede ser el origen del desastre. La diversidad, buena en la vida, no puede forzarse sin resultar justo lo contrario a lo que pretende ser. En medio del aburrimiento que produce este largometraje, se puede imaginar a los realizadores eligiendo el color, la religión y la raza de cada personaje del fondo. Es tan triste que uno no sabe si reírse o llorar.
El Reino de Rosas fue fundado por el Rey Magnífico y su esposa la Reina Amaya en una isla del mar Mediterráneo. El rey, que estudió magia y hechicería, adquirió la capacidad de conceder los deseos de sus súbditos. Al cumplir dieciocho años, todos le entregan su sueño más profundo y una vez al año, él le concede a alguien del reino, su sueño. La joven Asha, de diecisiete años, se prepara para ser aprendiz de Magnífico junto con su cabra mascota Valentino. Es el cumpleaños número 100 de su abuelo y Asha espera que Magnífico le conceda su deseo en conmemoración. Pero cuando la entrevista para conseguir el puesto de aprendiz termina mal, Asha descubre que todo el reino ha vivido engañado por su rey. Asha tarda mucho en saberlo, los espectadores ya lo adivinamos antes, porque el rey es un hombre blanco heterosexual, lo que hoy equivale a ser el mayordomo de las viejas historias de misterio.
Pero el error no forzado de esta triste película de Disney de noventa minutos no es ese, sino su deseo -posiblemente obligado- de querer ser un homenaje a los cien años de los estudios Disney y llenar toda la historia de citas a los anteriores films de animación del estudio. Esta calamidad genera que la trama se llene de guiños para los fans e incluso, cuando se queda sin ideas, utiliza los títulos del final para seguir homenajeando. 100 años de Disney para terminar en esto, no parece el mejor de los panoramas hacia el futuro.
Si la película es tan corta es debido a que es muy aburrida, a que sus canciones son malas y que modernidad que intenta aplicar se nota demasiado como para que dichas canciones nos resulten simpáticas. Ni el público ni la crítica respondió bien a Wish y debería servir de lección para quienes la hicieron. Ya sea para cumplir con la agenda diversa o ya sea para homenajear a Disney, alguien debería haber pensado primero en un buen relato, dinámico, fuerte y sin tantos subrayado en el guión. La paleta azulada de la animación es bastante bella, pero poco importa si no dan ganas de seguir con la historia, sus personajes y todo lo que les ocurre. Un fracaso anunciado.